Nuestra historia
Origen y raíces
Somos una comunidad indígena de la puna, preexistente a la colonización y al relato histórico de nuestro país. Nuestros derechos como tal fueron reconocidos en la reforma constitucional del año 1994. Descendemos del pueblo colla, con raíces en la región del Kollasuyo, y desde tiempos ancestrales habitamos estas tierras de manera dispersa, en profundo vínculo con la naturaleza.
Hacia finales del siglo XIX, entre los años 1880 y 1890, nuestros antepasados comenzaron a organizarse en lo que hoy conocemos como San Francisco de Alfarcito. Entre los fundadores se encuentran las familias Carrillo, Sarapura, Quipildor, Fernández, Morales, Callata y Barconte, que dieron forma a la vida comunitaria y a la identidad de nuestro pueblo.
Principales hitos históricos
A lo largo de los años, la comunidad fue consolidándose a través del esfuerzo colectivo. Aquí recordamos algunos de los hechos más destacados.
Nuestros abuelos se empezaron a organizar, compartiendo el territorio y con la idea de crecer juntos.
Se inauguró la Escuela Nacional Nº 105, reemplazando a la escuela ambulante que funcionaba en casas de familia.
Se construyeron la estafeta postal, la capilla, el cabildo, el comedor escolar, la captación de agua, el acuaducto y el estanque.
Se creó la Asociación Vecinal, fortaleciendo la organización comunitaria ante las gestiones con el Estado.
Se construyeron el sistema de riego, el centro de salud, la red de agua potable, el salón de artesanos y la sede del club. Se inició la comparsa y se obtuvo la personería jurídica como comunidad originaria.
Nos sumamos a la organización Warmi Sayajsunq, al Programa Social Agropecuario y al Segundo Malón de la Paz, un espacio de lucha por la restitución de nuestro territorio comunitario. Se dio inicio al proyecto de turismo comunitario.
Fuimos reconocidos como "Pueblo Auténtico" por el gobierno nacional y provincial.
Participamos activamente en el 3er Malón de la Paz, exigiendo consulta previa e informada, y el respeto a nuestros territorios ancestrales. Fuimos reconocidos por la Argentina ante la Organización Mundial de Turismo por nuestro compromiso con la promoción y la conservación del patrimonio cultural y el desarrollo sostenible a través del turismo.
Costumbres y vida cotidiana
Cada una de estas cocinas familiares ofrece platos típicos de la región elaborados con productos locales: carne de llama proveniente de la cría comunitaria, truchas arcoíris criadas a 3.450 msnm, y cultivos propios como papa, maíz y haba. La mayoría de estos alimentos proviene de prácticas de autoconsumo y agricultura familiar que se mantienen vigentes gracias a los saberes transmitidos de generación en generación.
Valores y creencias
Nuestra lengua materna fue el quechua; hoy predomina el castellano y mantenemos el uso de algunas expresiones quechuas que siguen vivas en nuestros diálogos cotidianos.
Creemos en la Pachamama como un ser vivo, con lugares sagrados que nos conectan con lo espiritual. Celebramos el Año Nuevo Andino renovando la energía y la reciprocidad con la tierra. También creemos en un Dios y en el valor de los sueños como mensajes profundos.
Entre nuestros valores más arraigados se encuentran el respeto, la honestidad, la solidaridad, la responsabilidad y la moral comunitaria.
Arte y cultura
Nuestra cultura se transmite a través de la música, la copla, los tejidos en telar, las poesías, los cuentos y las adivinanzas. También se expresa en la arquitectura con materiales que nos proporciona la naturaleza, las herramientas de trabajo tradicionales, la cría y cuidado de animales y otros saberes que se sostienen en el tiempo.
Celebramos nuestras fiestas con alegría y sentido comunitario:
Febrero
Carnavales, señaladas y flechadas, junto con la cosecha de habas y choclos.
Marzo-Abril
Cosecha de papas y Semana Santa con Vía Crucis.
Junio
Fiesta a San Antonio de Padua e Inti Raymi Andino.
Julio
Elección de la Donosa regional.
Agosto
Mes de la Pachamama.
Octubre
Fiesta patronal en honor a San Francisco de Asís y aniversario del club.
Noviembre
Día de los Fieles Difuntos y trasquilada de llamas.
Organización comunitaria
Nuestra comunidad se organiza de forma participativa y solidaria. Desde sus inicios, las familias se reúnen en asambleas y conforman comisiones para impulsar proyectos colectivos: desde la educación hasta la salud, el deporte, el turismo y la defensa del territorio.
Trabajamos en red con más de 30 comunidades de la zona para fortalecer nuestras voces y proteger nuestros derechos frente a las amenazas externas.
Nuestra economía es diversa y arraigada en el territorio. Combinamos la agricultura, la ganadería, la producción artesanal y el turismo comunitario como forma de sustento y defensa de nuestra forma de vida.
Proyectos como el criadero de truchas, las posadas y cocinas, el club deportivo, y las redes de agua para riego y consumo, reflejan nuestro compromiso con un desarrollo sustentable, basado en la cooperación y el respeto por la naturaleza.
Presente y futuro
Nos preocupan las amenazas del extractivismo, especialmente el avance sobre nuestros territorios por parte de proyectos mineros como el del litio. También nos duele la falta de oportunidades para que los jóvenes se queden en la comunidad. El cambio climático es otro gran desafío que enfrentamos día a día.